DEPARTAMENTO VI EDUCACIÓN
ESCUELA MILITAR DE INTELIGENCIA DEL
EJÉRCITO
“GRAL. EJTO. JOAQUÍN ZENTENO ANAYA”
ANÁLISIS DESDE LA DIMENSIÓN CULTURAL
TEORÍA DEL ESTADO
El presente
análisis que tiene como base las lecturas proporcionadas por el Docente de la
materia de Teoría del Estado desde la dimensión Cultural de los siguientes: Amartya Sen, Pablo Aranda
Manrique y Gabriela Mazorco; el trabajo a realizar pretende
entender primero las consideraciones de estos y otros autores y críticos sobre
la realidad de nuestro país, desde el punto de vista social – cultural, de
manera de comprender determinada formas de pensar, de actuar y sentir de
ciertos grupos sociales y/o de pueblos, llamado en algunos casos “cosmovisión”,
como es el caso de las culturas del occidente que pregona la “Cosmovisión
Andina”.
La historia e
identidad campesinas son reinterpretadas partir de la identidad indígena,
vinculando ese tema a la política y sin reducirlo a lo cultural, estos análisis
sirven de aportes novedosos para la reinterpretación de la historia a partir de
estudiar el katarismo como corriente político/sindical y pensamiento renovador.
Entre los aportes sobresalen las nociones de “memoria larga” y “memoria
corta” -en referencia al hecho colonial y la resistencia indígena y a la
revolución nacionalista de 1952 y la reforma agraria, respectivamente-, a
las cuales se suma la noción de “colonialismo interno”,
tal como lo manifestara Silvia Rivera Cusicanqui.
Lo pluri-multi
o el reino de la diversidad, también es la interpretación del modelo estatal asentado en el
nexo entre democracia representativa y neoliberalismo, esto sintetiza y
alimenta el debate sobre la “democracia pactada” y “lo pluri-multi”,
términos que se convirtieron en pautas de análisis para caracterizar el proceso
político y definir la sociedad durante los años noventa. Con la noción de
“democracia pactada” se enfatizó en una mirada institucionalista sobre temas
como gobernabilidad, presidencialismo parlamentarizado y reforma incremental
del Estado. “Lo pluri-multi” fue un término que designaba lo pluri-étnico y
multi- cultural destacando la importancia de la impronta de la diversidad
étnico-cultural a partir de las identidades indígenas en lazo con la idea de
igualdad ciudadana.
Algunos
escritores denominan al tiempo posterior a lo mencionado arriba, como el
retorno de la Bolivia plebeya (ensayos de Álvaro García Linera, Raquel Gutiérrez,
Raúl Prada Alcoreza y Luis Tapia Mealla), en estos escritos ilustran un
análisis centrado en la crisis estatal, la debacle de las formas partidistas de
representación política y el protagonismo de los movimientos sociales; este
análisis con mayor enfoque político da énfasis en el movimiento indígena como
actor y portador de un nuevo proyecto histórico y que establecieron el carácter
rupturista de la “guerra del agua” acontecida en Cochabamba en abril del 2000.
Las nociones de “crisis
civilizatoria”, “condición multisocietal” o “autodeterminación indígena” son
centrales en los trabajos de estos autores que publicaron varios libros
colectivos en la década del 2000 y acompañaron la crisis y transición estatal
que culminó con la aprobación de la Constitución Política del Estado
Plurinacional, la misma que en su Artículo 99, es categórica en cuanto a la
referencia sobre lo cultural, significación que se aprecia en su contenido en
los siguientes acápites:
I. El patrimonio cultural del
pueblo boliviano es inalienable, inembargable e imprescriptible. Los recursos
económicos que generen se regularán por la ley, para atender prioritariamente a
su conservación, preservación y promoción.
II. El Estado garantizará el
registro, protección, restauración recuperación, revitalización,
enriquecimiento, promoción y difusión de su patrimonio cultural, de acuerdo a
ley.
III. La riqueza natural,
arqueológica, paleontológica, histórica, documental y la procedente del culto
religioso y del folklore, es patrimonio cultural del pueblo boliviano, de
acuerdo a ley.
Pero para algunas personas tal el
caso del Ex - Diputado Aymara Constantino Lima, quien sigue una línea llamada
“Aymara Centrista”, la interpretación de lo anterior pasa por un sesgo radical
exacerbado, pues manifiesta que él NO es boliviano, sino del Kollasuyo, en
esta época y en el contexto mundial del cual somos parte, prácticamente lo deja
anclado en un posicionamiento retrógrado y regionalista, pues la CPE. si bien reconoce
la existencia de 36 naciones y todas ellas suman lo que es Bolivia, si
consideramos también la necesidad de unidad nacional, es imperioso que se
considere la “Identidad Nacional”, al margen de donde uno haya nacido dentro la
geografía nacional que en virtud a ella lo hace pertenecer a una determinada
cultura, pero la cultura “madre” tiene que ser comprendida bajo una sola
identidad.
Particularmente, considero que el
“Boliviano” debe ser la condición de todo el ciudadano nacido en el territorio
boliviano, secundaria debe ser la consideración del lugar específico donde haya
nacido, esto no quiere decir que no sea practicante de las costumbres y usos de
ese lugar, por el contrario debe ser defensor de su conservación y que deberá
heredar a sus descendientes, pero es también responsable de trabajar y aportar
por un solo país, concienciar al resto de la importancia de la integración
socio – cultural y de pensar en un solo Estado, “Bolivia” y evitar la práctica
del regionalismo que se convierte en uno de los principales obstáculos de la tan
ansiada “Unidad Nacional”.